jueves, 28 de octubre de 2010

Las Corridas de los Toros en la Colonia

En 1532 los españoles llegaron al Perú, trajeron consigo su idioma, creencia religiosa, y costumbres. Dentro de las costumbres se encontraba la tradicional corrida de toros, las cuales empezaron a celebrarse en todo el territorio colonial, a partir de 1940. A continuación se desarrollará los sucesos acontecidos en  torno a este.[1] Lima, considerada la capital del Perú, fue el primer lugar donde se realizó las primeras corridas de toros. En un principio, los españoles eran los únicos conocedores y partícipes de esta tradición, posteriormente los mestizos e indígenas se encargaron de expandirlo por todas partes del Perú, debido al gran entusiasmo que se originó en ellos.


En su libro Tradiciones Peruanas, don Ricardo Palma declara que la primera corrida ocurrió en el 29 de marzo 1540 en la Plaza Mayor de Lima. [2]  Entre 1544 y 1554 habían muchas luchas entre los propios conquistadores y por eso no se celebraron las corridas. Sin embargo, en 1556, el marqués de Cañete, creó cuatro días de cada año para las corridas. Desde 1559 estos días fueron reconocidos como: el día de la Epifanía; el día de San Juan; el día del Apóstol Santiago y el día de la Asunción. Pero, el clero del Perú quiso que las corridas no pudieran celebrar en los domingos ni los días de fiesta religiosa. Por lo tanto el lunes posteriores o anteriores al día festivo llegó a ser por las corridas de toros.[3]

También, las corridas fueron una manera para celebrar acontecimientos reales. En el Perú entre los años 1659 y 1660 ocurrieron diez “Corridas Reales” de toros en celebración del nacimiento del príncipe Felipe, el hijo de Felipe IV. El 15 de noviembre de 1667, se realizó una corrida en el Callao, con ocasión del arribo del Virrey Conde de Lemos al primer puerto peruano. El 24 de julio de 1668, una otra corrida ocurrió en la ciudad de Lima, celebrando el nacimiento de un hijo de dicho Virrey.[4]

Plaza de Acho


Con la popularidad de las corridas creciendo durante el virreinato, el Virrey Conde de Superunda mandó a don José Bravo de Lagunas construir la primera plaza firme de madera. Desafortunadamente, la plaza fue destruida por un terremoto en el año 1746. Por los siguientes años las corridas realizaron en la Plaza Mayor hasta el año 1765. En este año don Agustín Hipólito de Landaburu empezó construir una verdadera plaza de toros – la famosa Plaza de Acho. En el año de 1816 en la Plaza Mayor de Lima se celebró la última corrida de toros con motivo de la llegada del Virrey don Joaquín de la Pezuela.[5] La Plaza de Acho ha tenido tres grandes modificaciones: en el año 1865 su refacción en celebración de su centenario. En 1944 se realizó su remodelación y en 1961, se efectuó su ampliación.[6]



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